integración sensorialLa integración sensorial es un proceso neurológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y del medio ambiente y hace posible el uso efectivo del cuerpo en el entorno. El sistema nervioso percibe los estímulos, los procesa y genera un comportamiento, en el mejor de los casos, una respuesta optima que le permite al niño resolver las demandas presentadas (por ejemplo, cuando un niño toca algo caliente, procesa en su cerebro que esto le duele y por consecuencia retira la mano).

Un desarrollo sensorial integrativo, le permitirá al niño la adquisición de habilidades y destrezas motrices, cognitivas, sociales y afectivas, permitiéndole por ejemplo jugar participando de actividades lúdicas con otros niños o realizar actividades escolares sin problemas.

Los niños con autismo pueden tener algunas dificultades al respecto y se pueden manifestar de las siguientes maneras.

Hipersensibilidad

Perciben los estímulos con una intensidad mayor a la esperada. Por ejemplo, pueden sufrir ante focos de luz o ante el ruido del tráfico, aspectos que no perturban al resto de personas. También, al ser más sensibles a las texturas, pueden rechazar ciertas prendas de ropa y presentar selectividad alimentaria.

Hiposensibilidad

En el polo opuesto, también es posible que su umbral sensorial esté más elevado de lo normal. De este modo, la información no es captada o recibida si no tiene intensidad suficiente. Por ejemplo, el niño puede no sentir dolor al hacerse una herida o no percibir que tiene sed y necesita beber agua.

Dificultad para filtrar

Por otro lado, los menores con TEA pueden tener complicaciones a la hora de filtrar la información que les llega. Es decir, a la hora de separar lo relevante de lo irrelevante. Esto puede llegar a saturarlos (pues están procesando demasiados datos a la vez) y dificultarles la capacidad para atender, entender y tomar decisiones.

Problemas para integrar la información

A su vez, cuando reciben información de manera simultánea por varios sentidos, puede resultarles complicado integrarlas para comprenderlas en conjunto. Por el contrario, suelen poner excesiva atención a los detalles.

Dificultades para regularse

Por último, las dificultades de procesamiento sensorial también conllevan una alteración en la regulación. Así, las respuestas de estos niños ante estímulos cotidianos pueden ser exageradas. Por ejemplo, pueden tener una crisis o meltdown si se sienten sobrepasados por las luces, sonidos o personas en el ambiente, en especial en lugares públicos.

¿Cómo se evalúa el procesamiento sensorial en niños con autismo?

Para la evaluación del procesamiento sensorial se utilizan estos 3 métodos:

Observación. Se observa en el niño las conductas espontáneas, él juego, las actividades de la vida diaria, la interacción con otros y cómo responde a ciertos estímulos.

Entrevistas. Se lleva a cabo entrevistas a los padres, cuidadores y/o profesores para conocer la razón de derivación, características sensoriales y dificultades funcionales.

Pautas. Se aplican pautas de observación estructuradas y no estructuradas de integración sensorial y/o se le pedirá a padres y profesores que llenen formularios con preguntas sensoriales.

¿Cómo funciona la integración sensorial?

La terapia de integración sensorial ayuda a poner orden en este escenario, enseñando a los niños cómo recibir y organizar de forma apropiada esta información. Para ello, se siguen diferentes pasos.

1. Realizar el perfil sensorial del niño

Esto resulta clave, ya que no todos los menores tienen las mismas dificultades. Algunos pueden presentar hipersensibilidad y otros hiposensibilidad, o alternar ambas situaciones en distintas áreas sensoriales. Realizar el perfil ayuda a identificar las necesidades concretas del menor para poder trabajarlas.

2. Involucrar a la familia

Como siempre que se trabaja con niños, la presencia y participación de la familia puede ayudar a que los resultados sean mejores. En este caso, es importante informar a los padres acerca del procesamiento sensorial, explicar las necesidades del niño y pautar algunas recomendaciones que pueden llevarse a cabo en el hogar para apoyar.

3. Exponer al niño a estímulos sensoriales

El segundo paso consiste en exponer al menor a la estimulación de forma estructurada y repetitiva en un ambiente controlado. Así, se diseñan sesiones con varias actividades que permiten al niño exponerse a esta información sensorial, entendiendo que, con el tiempo y la práctica, su procesamiento mejorará y, por tanto, también lo harán su ajuste y funcionamiento.