bebé no quiere comerLa anorexia del lactante es un trastorno cuya característica principal es la reducción o limitación en el consumo de alimentos.

Debido a esto, el pequeño puede llegar a perder mucho peso y su salud puede verse comprometida.
Cabe resaltar que es fundamental evitar los hábitos alimentarios incorrectos en los pequeños, ya que esto impide un adecuado crecimiento y dearrollo en ellos. Sabemos que en algunas ocasiones es difícil la alimentación en los bebés o niños pequeños. Y, debido a esto pueden darse complicaciones como la anorexia del lactante, un trastorno temprano de hábitos alimentarios, que como ya mencionamos puede acarrear una serie de problemas en el pequeño.

Cuáles son los tipos de anorexia en niños

Así, será muy importante diferenciar qué tipo de rechazo se está produciendo. Nos encontramos con el rechazo activo, que se da cuando el pequeño llora y desvía su boca o escupe la comida entre llanto y llanto. Y, además, cuando por fin traga la comida, la acaba vomitando. También, podemos presenciar el rechazo pasivo, que se produce cuando expulsan la comida y dejan caer los alimentos con cierta tranquilidad.

Habrá que tener en cuenta que el apetito del pequeño irá cambiando a lo largo del tiempo. Durante el segundo trimestre de su primer año de vida, el pequeño tendrá que acostumbrarse a ingerir alimentos triturados para, más adelante, comenzar con la parte sólida o baby lead weaning (BLW). En todos los casos habrá que observar por qué el pequeño rechaza los alimentos y, sobre todo, si se produce un estancamiento de su peso.

Causas de la anorexia del lactante

  • La más frecuente es la anorexia reactiva o conductual. Aparece entre los 6 meses y los 2 años, y se presenta exclusivamente con determinadas personas o situaciones. El niño rechaza comer con alguna persona o algún alimento concreto.
  • También puede aparecer durante el destete tras retirar la lactancia materna y comenzar con la alimentación complementaria. Aparece típicamente entre los 5 y los 7 meses porque el lactante siente frustración. El niño suele comer bien, salvo con la madre, haciéndose patente este conflicto.
  • Otra causa muy frecuente es una apreciación errónea por parte de los progenitores cuando no se tiene en cuenta la proporción de peso ingerido de comida y el peso corporal. Esto es, comparar el tamaño de la comida en el plato del niño con respecto al de un adulto sin ponerlo en relación con el peso corporal del menor.

Tipos de rechazo alimentario

El apetito constituye un marcador de salud, y un falta de él estaría directamente relacionada con alguna enfermedad, clínicamente existen dos tipos de rechazo alimentario en los niños:

  1. Rechazo activo. Se presenta cuando el lactante llora y desvía su boca al tratar de dar el biberón, el pecho o la cuchara, el pequeño suele escupir la comida, entre llanto; cuando los padres obligan al niño a tragar la comida, finalmente vomita o regurgita.
  2. Rechazo pasivo. Generalmente, corresponde a un trastorno reactivo más marcado, los niños permanecen en “aparente quietud” mientras comen, permiten que se les de la comida en la boca, cuando ésta se colma en su capacidad, entreabren sus labios y dejan caer los alimentos.

Cuando el niño está bien alimentado y ya con una dieta completa, la comida y su interés por ella pasan a un segundo plano. Además, cuando es capaz de desplazarse, su prioridad absoluta es explorar, por eso para los padres supone un auténtico problema sentar a su hijo a comer. Ante esta pérdida de interés, es frecuente que los progenitores empiecen a ofrecer al niño distintas alternativas, interpretando que lo que le han dado en un principio no le gusta.

Los recién nacidos y bebés pequeños tienen una preferencia innata por el sabor dulce. Esto les hace querer tomar la leche y rechazar otros alimentos que puedan ser inapropiados para ellos. Tienen un patrón rítmico de alimentación independiente del ritmo circadiano: comen cada 2-4 horas aproximadamente tanto de día como de noche. Desde que nacen tienen la capacidad de controlar su hambre y saciedad, por lo que debemos darles de comer siempre que lo reclamen y hasta que ellos dejen de succionar.