Los cambios bruscos de temperatura, los ambientes demasiado secos, las infecciones de las vías respiratorias altas o la contaminación ambiental son algunas de las causas pueden propiciar la aparición de mocos en los bebés. Se trata de un mecanismo de defensa del cuerpo a través del cual impide que entren virus o bacterias al organismo, a la vez que expulsa de las fosas nasales los microorganismos externos que puedan estar alojados. Las mucosidades también ayudan a mantener húmedas las vías respiratorias superiores, una condición indispensable para que funcionen de manera adecuada, acondicionando y humidificando el aire inspirado.

¿Cómo debe acostarse a un bebé con mocos?

Muchos padres eligen acostar a sus hijos de costado o boca-abajo con la cabeza girada hacia un costado cuando tienen mucosidades. Sin embargo, estas posturas a menudo son incómodas para los bebés con mocos, sobre todo cuando empiezan a moverse durante la noche. En estos casos, los especialistas recomiendan acostar al pequeño boca-arriba y semi-incorporado, en un ángulo aproximado de 45º. De esta manera, no solo podrá respirar mejor sino que evitarás que los mocos se queden estancados en las fosas nasales y puedan alcanzar el conducto auditivo, causando una otitis.